miércoles, 18 de junio de 2008

Mi segunda novela (14)

Mientras que duró la enfermedad de su madre, estuvo día y noche cuidándola y no se separó ni un momento de su lado, pues la pobre sufría grandes dolores al haberle sido amputados dos dedos de un pie, debido a la congelación. A cualquier hora del día, sufría alucinaciones e incluso un sonambulismo senil. Las visitaba siempre que podía, pero ni una sola vez, vi a su hermano Vicente, pero no hice comentario alguno para no herir sus sentimientos.
Pasada esa etapa tan terriblemente triste para ella, Adriana empezó a querer ser la de siempre. En ningún momento la abandoné y ciertamente llegué a pensar, que no aguantaría las desgracias que, en cascada, estaba sufriendo. Pero me confundí.
Afortunadamente para ella y a los dos o tres meses, la vi reírse acompañada de Guillermo, el que yo creo que nunca la abandonó del todo, y aunque nos distanciamos algo en aquel momento, seguimos viéndonos con relativa frecuencia.
Pero sus gustos empezaron a cambiar y si antes iba con frecuencia al cine y al teatro y se leía un libro a la semana, esto le dejó de interesar y empezó a divertirse en las discotecas y festejos, más o menos propios de su juventud. Evidentemente estaba en la edad de ello pero ese cambio tan radical, tan brusco, me dio la impresión de que lo hizo con el fin de olvidar los peores momentos de su vida.
También pudo ser motivado por los cambios que se produjeron en aquellos tiempos. Atrás se quedaron los jipis y del amor libre, los vientos eran otros. Vientos de cantos a la libertad a los que también se unió Adriana.
Corrían los años de 1980 cuando en toda España, pero sobre todo en Madrid, se empezaba a hablar de “la movida”. Aquellos años en los que Tierno Galván, alcalde de la Villa, popularizó patrocinando festejos que cambiaron definitivamente a la juventud madrileña y que, por efecto dominó, arrastró a toda la sociedad española.
A la muerte del dictador, incluso antes, empezaron a oírse voces de libertad por todos los rincones de España. Voces de independencia, de emancipación y contra todo aquello que supusiera tiranía y privilegios.

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